Los dirigentes saharauis que han realizado las
negociaciones de Manhasset (Nueva York) entre el
Frente Polisario y Marruecos del 18 al 19 del
pasado junio bajo los auspicios de la ONU
expusieron su misión este miércoles en la
Presidencia, ante el Presidente de la República
Saharaui, los miembros del Secretariado
Nacional, del Gobierno, del Parlamento, del
Consejo Consultivo y otros responsables de la
organización.
Mahfud Ali Beiba, miembro del Secretariado
Nacional y presidente del Parlamento, que
dirigió al equipo de seis negociadores, hizo
énfasis en "la intransigencia del Gobierno
marroquí", que ha caracterizado esta primera
ronda de las negociaciones y formuló la
esperanza de que Rabat tenga por demostrado que
"su hecho consumado colonial en el Sáhara
Occidental es contrario a la legalidad y al
Derecho Internacional".
Ali Beiba indicó que el Polisario expuso su
"proposición para una solución política
mutuamente aceptable que garantice la
autodeterminación del pueblo del Sáhara
Occidental", mientras que la posición de Rabat
ha permanecido "fija" sobre un punto central ya
superado: la marroquinidad del Sáhara
Occidental.
"Sin embargo, estimó, las negociaciones se
reanudarán el próximo agosto y esperamos que el
Gobierno marroquí entre en razón absteniéndose
de seguir remando contra corriente de la
historia, contra la Carta y otras resoluciones
de la ONU, permitiendo la descolonización
pacífica del territorio saharaui".
Al intervenir al terminar los debates, el
Presidente saharaui, Mohamed Abdelaziz, advirtió
que no hay que esperar en lo inmediato que haya
resultados en estas negociaciones, señalando sin
embargo los puntos positivos de este encuentro
entre los beligerantes.
"El asunto saharaui ha estado en primera página
durante algunos días a nivel planetario, las dos
partes en conflicto han sido claramente
definidas y se han sentado a la misma mesa de
negociación, las negociaciones se desarrollan
bajo los auspicios de la ONU y están llamadas a
continuar", señaló el Presidente saharaui.
Para Mohamed Abdelaziz, "el Gobierno marroquí no
ha dado aún señales de tener una verdadera
voluntad de negociar una solución pacífica del
conflicto basada en el derecho y la legalidad
internacional", señalando como prueba "las
violaciones sistemáticas de los Derechos
Humanos, la represión, la tortura y otras
prácticas inhumanas contra la población civil
saharaui en los territorios ocupados del Sáhara
Occidental".
"Hemos comenzado una nueva batalla que requiere
tener resistencia y debemos redoblar los
esfuerzos en todos los frentes para imponer
nuestro legítimo derecho a la libertad y a la
independencia", concluyó el Presidente de la
República.
Las negociaciones de Manhasset reunieron a las
delegaciones de las dos partes en conflicto,
como estipulaba la resolución 1754 del pasado 30
de abril del Consejo de Seguridad sobre el
Sáhara Occidental, que las invitaba a entablar
"negociaciones sin condiciones previas, de buena
fe, teniendo en cuenta los avances producidos
estos últimos meses, con vistas a llegar a una
solución justa, duradera y mutuamente aceptable
que permita la autodeterminación del pueblo del
Sáhara Occidental".
Según los observadores en Manhasset, a través
del comunicado que terminó la primera ronda de
las negociaciones, parece que las dos partes en
conflicto han alcanzado "un éxito relativo" que
significa a la vez un verdadero comienzo del
proceso de negociación, dado que los
negociadores se han puesto de acuerdo para
continuar los debates y han fijado una fecha y
un lugar para seguirlos.
El otro "hecho positivo notable", según los
mismos observadores, es que las negociaciones se
han desarrollado de acuerdo con la resolución
1754 y han respetado el formato Baker.
Tras el comienzo de las negociaciones, el
Enviado Personal del Secretario General para el
Sáhara Occidental, Van Walsum, deberá dar cuenta
de los resultados de esta consulta a Ban Ki-moon
a quien el Consejo de Seguridad, en su última
reunión sobre el Sáhara Occidental en abril
pasado, pidió que le hiciera un informe antes de
que termine junio.
Se espera pues que el comunicado constituirá lo
esencial de la sustancia de ese informe de etapa
que Ban Ki-moon deberá presentar como queda
estipulado en la resolución 1754.