Mientras las autoridades marroquíes continúan
desoyendo las reivindicaciones de los presos
políticos saharauis en huelga de hambre, algunos
de ellos empiezan a padecer en sus cuerpos las
graves consecuencias de esta acción.
En este sentido, el preso Laarosi Chubeida fue
llevado al dispensario local de la cárcel después
de haber perdido el conocimiento como consecuencia
de su debilidad física. El recluso rechazó
cualquier atención médica hasta que las
autoridades marroquíes no atiendan sus
revindicaciones y las de sus colegas saharauis en
las cárceles marroquíes, llegando a afirmar que
está dispuesto a morir en caso de que Marruecos se
niegue a atender dichas demandas.
En Ait Melul, por otro lado, los presos saharauis
continúan la huelga de hambre que iniciaron el
pasado jueves. La salud de todos ellos ha
comenzado a deterioarse.
En la cárcel local de Kenitra, el preso político
saharaui Salek Lehseiri prosigue el ayuno que
comenzara el pasado 10 de enero, hallándose
actualmente sin capacidad de movimiento, ni habla,
a pesar de lo cual está decidido a seguir hasta
que las autoridades de la cárcel le den respuesta
a sus revindicaciones.
Por último, en la cárcel de Tiznit, del sur de
Marruecos, el preso político saharaui Alyadi
Lehsen Bachir
continúa su huelga de hambre, que comenzó el
pasado 8 de febrero en solidaridad con los otros
presos y en protesta contra el maltrato y las
pésimas condiciones de encarcelamiento que padece,
que no respetan los mínimos valores de la dignidad
humana.
|