Esta
información fue ofrecida el jueves por el Ministro
marroquí de Comunicación, Nabil Benabdellah, a la salida
de una reunión de gobierno en Rabat. “El Primer
Ministro Driss Jettu ha expuesto una primera aproximación
del proyecto de “autonomía” para el Sáhara, que se
articula en torno a tres ejes: la soberanía de Marruecos,
la consideración de las particularidades sociales y
culturales de la región y los criterios internacionales en
materia de autonomía”, indicó Benabdellah, sin
precisar el contenido de las propuestas que incluye el
proyecto marroquí relativas a las instituciones de la
“autonomía”.
Por
otro lado, el ministro marroquí añadió que, antes de
depositar el citado proyecto en la ONU, “tendrá lugar
una segunda fase de consultas sobre el proyecto de
“autonomía” en la que intervendrán los partidos políticos,
los notables y los representantes de las tribus saharauis
–extendiéndose también a escala internacional- antes de
presentar el proyecto en abril a la ONU”. ¡Desde
luego! De este modo, de nuevo, una vez más, tomando como
hechos los caprichos del príncipe, Marruecos fabrica sus
propias leyes con la esperanza de esquivar el derecho
internacional y el parecer de la ONU, que sostienen que el
pueblo saharaui debe ejercer su derecho a la
autodeterminación, y vuelve a soñar al establecer como
condición previa la “soberanía” del Reino cherifí sobre el
territorio saharaui.
Aquí
se encuentra el nodo gordiano de la problemática y la
cuestión en su conjunto seguirá pendiente de solución
hasta que el pueblo saharaui no decida, a través de un
referéndum libre y transparente, su futuro.
De
esta manera, el único soberano del territorio saharaui, no
es otro que el pueblo saharaui y solo a él le corresponde
decidir si opta por la independencia o por su
incorporación al Reino cherifí. Únicamente en el caso de
que los saharauis decidiesen libremente su integración en
Marruecos, y solo llegado ese momento, Rabat podrá hablar
de soberanía sobre el Sáhara Occidental, nunca antes. De
hecho, si actualmente Rabat prepara su confuso proyecto de
“autonomía” - ¿por qué no hace lo mismo para el Rif, para
las chauias y otras provincias del Reino?- solo desde el
punto de vista legal y en virtud del derecho internacional
y del proceder ordinario en materia de descolonización,
como lo muestra juiciosamente el caso de Timor Oriental
–ocupado y anexionado por Indonesia en 1975 en las mismas
condiciones en las que fue ocupado y anexionado el Sáhara
por Marruecos ese mismo año- Rabat, acorralado, sabe que
no tiene ninguna oportunidad de imponer a la comunidad
internacional su dictado, tal y como muestran claramente
los reveses que ha sufrido, tanto en el marco de la ONU
como en el de instituciones internacionales
especializadas.
Estas derivas demuestran, de hecho, la futilidad de los
esfuerzos de Marruecos de convertir en caducas las leyes y
derechos internacionales que rigen sobre todos los estados
miembros de la ONU.
Afirmando, en abril de 2006, la oportunidad de aplicar el
Plan Baker (enviado especial para el Sáhara Occidental del
antiguo Secretario General de la ONU, Kofi Annan),
conocido como “Plan Baker II”, el Consejo de Seguridad
demuestra seguir comprometido con el proceso normal de
descolonización, que solo se llevará a cabo si el pueblo
saharaui puede expresarse con total soberanía.
Ahora bien, el proyecto de “autonomía” de Rabat considera
esta cuestión de la soberanía sobre el territorio saharaui
como un hecho adquirido, a pesar de que esto dista mucho
de la realidad y de que sigue siendo el escollo principal
del proceso en curso. Porque, de lo que aquí hablamos es
de completar, ni más ni menos que una descolonización que
España realizó de manera chapucera, al ceder en 1975 a
Marruecos un territorio que no le pertenecía, ya que era
propiedad de los saharauis. De igual forma, el proyecto de
“autonomía” para el Sáhara Occidental, a parte de ser un
nuevo antojo de Rabat, pretende, además, elevar la
ilegalidad en regla de derecho. Resultaría sorprendente
que la ONU siguiese las tesis de Marruecos, un país que se
opone a la aplicación de las resoluciones del Consejo de
Seguridad sobre el Sáhara Occidental, siguiendo el camino
de su procedimiento habitual. Recordemos finalmente que el
Secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha informado al
Consejo de Seguridad de su propósito de nombrar a Julian
Harston, del Reino Unido, como representante especial para
el Sáhara Occidental y como jefe de la Misión de Naciones
Unidas para la Organización del Referéndum en el Sáhara
Occidental (MINURSO), indicó Michèle Montas, su portavoz,
en una rueda de prensa ofrecida el jueves en la sede de
Naciones Unidas en Nueva York. Montas no expuso ninguna de
las razones que han determinado la elección del nuevo
representante, ni tampoco cuándo entrará en vigor el
nombramiento de Harston. Diplomático de carrera, el
británico Julian Harston era desde 2004 el director de la
Oficina de Naciones Unidas en Belgrado.
|