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El artículo de la semana

L´Expression d´Algérie
 

El último farol del rey
 

Por Karim MOHSEN. 03/02/2007.  Traducción del Centro de Información Saharaui de Argel. Original en francés.
 
¡Cuánto peor, mejor! Este parece ser el leitmotiv de Rabat que sigue sin ser aparcado, a pesar de los reveses que ha sufrido en los últimos meses en el marco de la cuestión de la descolonización del Sáhara Occidental. Imperturbable, el Reino cherifí continúa con su quimera y vuelve una y otra vez a maquillar su proyecto de “autonomía” para el Sáhara Occidental, que espera presentar el próximo mes de abril ante el Consejo de Seguridad, con objeto de obtener el aval de Naciones Unidas.

Esta información fue ofrecida el jueves por el Ministro marroquí de Comunicación, Nabil Benabdellah, a la salida de una reunión de gobierno en Rabat. “El Primer Ministro Driss Jettu ha expuesto una primera aproximación del proyecto de “autonomía” para el Sáhara, que se articula en torno a tres ejes: la soberanía de Marruecos, la consideración de las particularidades sociales y culturales de la región y los criterios internacionales en materia de autonomía”, indicó Benabdellah, sin precisar el contenido de las propuestas que incluye el proyecto marroquí relativas a las instituciones de la “autonomía”.

Por otro lado, el ministro marroquí añadió que, antes de depositar el citado proyecto en la ONU, “tendrá lugar una segunda fase de consultas sobre el proyecto de “autonomía” en la que intervendrán los partidos políticos, los notables y los representantes de las tribus saharauis –extendiéndose también a escala internacional- antes de presentar el proyecto en abril a la ONU”. ¡Desde luego! De este modo, de nuevo, una vez más, tomando como hechos los caprichos del príncipe, Marruecos fabrica sus propias leyes con la esperanza de esquivar el derecho internacional y el parecer de la ONU, que sostienen que el pueblo saharaui debe ejercer su derecho a la autodeterminación, y vuelve a soñar al establecer como condición previa la “soberanía” del Reino cherifí sobre el territorio saharaui. 

Aquí se encuentra el nodo gordiano de la problemática y la cuestión en su conjunto seguirá pendiente de solución hasta que el pueblo saharaui no decida, a través de un referéndum libre y transparente, su futuro. 

De esta manera, el único soberano del territorio saharaui, no es otro que el pueblo saharaui y solo a él le corresponde decidir si opta por la independencia o por su incorporación al Reino cherifí. Únicamente en el caso de que los saharauis decidiesen libremente su integración en Marruecos, y solo llegado ese momento, Rabat podrá hablar de soberanía sobre el Sáhara Occidental, nunca antes. De hecho, si actualmente Rabat prepara su confuso proyecto de “autonomía” - ¿por qué no hace lo mismo para el Rif, para las chauias y otras provincias del Reino?- solo desde el punto de vista legal y en virtud del derecho internacional y del proceder ordinario en materia de descolonización, como lo muestra juiciosamente el caso de Timor Oriental –ocupado y anexionado por Indonesia en 1975 en las mismas condiciones en las que fue ocupado y anexionado el Sáhara por Marruecos ese mismo año- Rabat, acorralado, sabe que no tiene ninguna oportunidad de imponer a la comunidad internacional su dictado, tal y como muestran claramente los reveses que ha sufrido, tanto en el marco de la ONU como en el de instituciones internacionales especializadas. 

Estas derivas demuestran, de hecho, la futilidad de los esfuerzos de Marruecos de convertir en caducas las leyes y derechos internacionales que rigen sobre todos los estados miembros de la ONU. 

Afirmando, en abril de 2006, la oportunidad de aplicar el Plan Baker (enviado especial para el Sáhara Occidental del antiguo Secretario General de la ONU, Kofi Annan), conocido como “Plan Baker II”, el Consejo de Seguridad demuestra seguir comprometido con el proceso normal de descolonización, que solo se llevará a cabo si el pueblo saharaui puede expresarse con total soberanía. 

Ahora bien, el proyecto de “autonomía” de Rabat considera esta cuestión de la soberanía sobre el territorio saharaui como un hecho adquirido, a pesar de que esto dista mucho de la realidad y de que sigue siendo el escollo principal del proceso en curso. Porque, de lo que aquí hablamos es de completar, ni más ni menos que una descolonización que España realizó de manera chapucera, al ceder en 1975 a Marruecos un territorio que no le pertenecía, ya que era propiedad de los saharauis. De igual forma, el proyecto de “autonomía” para el Sáhara Occidental, a parte de ser un nuevo antojo de Rabat, pretende, además, elevar la ilegalidad en regla de derecho. Resultaría sorprendente que la ONU siguiese las tesis de Marruecos, un país que se opone a la aplicación de las resoluciones del Consejo de Seguridad sobre el Sáhara Occidental, siguiendo el camino de su procedimiento habitual. Recordemos finalmente que el Secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha informado al Consejo de Seguridad de su propósito de nombrar a Julian Harston, del Reino Unido, como representante especial para el Sáhara Occidental y como jefe de la Misión de Naciones Unidas para la Organización del Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO), indicó Michèle Montas, su portavoz, en una rueda de prensa ofrecida el jueves en la sede de Naciones Unidas en Nueva York. Montas no expuso ninguna de las razones que han determinado la elección del nuevo representante, ni tampoco cuándo entrará en vigor el nombramiento de Harston. Diplomático de carrera, el británico Julian Harston era desde 2004 el director de la Oficina de Naciones Unidas en Belgrado.
 

 

 

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