El
periódico argelino Al-Jabar reveló en su edición del 15 de
mayo, apoyándose en un artículo publicado el pasado
viernes por el diario españo “El Mundo”, algunos
documentos y misivas enviadas por diplomáticos españoles
al Ministro de Exteriores español Moratinos que confirman
que éste ha dado orientaciones claras y severas para que
defiendan los intereses de Marruecos como lo hacen las
embajadas de Francia.
El
primer documento mencionado por Al-Jabar fue la carta
enviada por el embajador español ante la Unión Europea en
Bruselas, Juan Bastarreche, el pasado 24 de noviembre, en
la que afirma que “nada se puede hacer desde aquí para
desbaratar esa misión.” La misión a la que hace
referencia es un viaje organizado por Suecia, Finlandia y
Noruega para visitar las zonas ocupadas por Marruecos del
Sáhara Occidental con la intención de valorar la situación
de los derechos humanos. Las intenciones de España y
Francia fracasaron frente a la valiente posición de los
países nórdicos, conocidos por su defensa de los derechos
humanos.
El
segundo documento revelado por el periódico es una carta
enviada por el segundo responsable en la misma embajada,
Juan González-Barba, fechada el día 27 de octubre de 2005,
en la que el diplomático explica, con aire triunfalista,
que su “embajada tuvo que poner toda
la carne en el asador para suprimir las vaguedades del
borrador, alabar los avances y tratar de limitar las
críticas a los sectores en los que aún hay déficit”. Esta
vez el diplomático hacía referencia a las
sanciones impuestas a ciertos medios de comunicación en
Marruecos por el Código de Prensa, cuando España estaba
defendiendo el acuerdo de asociación de Marruecos con la
Unión a pesar de la oposición de otros países europeos
sobre lo que sucede en la monarquía de Mohamed VI,
especialmente en lo relativo a la libertad de expresión.
“El
Mundo” alude también a la defensa hecha personalmente por
el jefe de la diplomacia española para la incorporación de
Marruecos a la Unión Europea, lo que “va más allá de lo
normal, de lo ético, y hasta de lo soportable”.
Moratinos, según escribe El Mundo, ha llegado al extremo
de reñirle personalmente a Haizam Amira, analista del Real
Instituto El Cano, por publicar, en julio de 2004, una
investigación sobre Marruecos en la que asegura que este
estado “se ha convertido en un país claramente exportador
de terrorismo internacional y que es de prever que no deje
de serlo en un futuro inmediato”. Las conclusiones del
estudio, según Moratinos, perjudican las relaciones con el
reino alaui.
El
ministro tampoco se lo pensó dos veces cuando escribió una
carta al director del diario español “La Razón” para
advertirle de que la crónicas del corresponsal de su
periódico en Rabat, Pedro Canales, un conocido experto del
Magreb, incomodaban a las autoridades marroquíes.
Pero lo
más sorprendente de las funciones de Moratinos en este
sentido lo constituye, sin duda, su gira por seis países
africanos en diciembre de 2005, que oficialmente tenía
como objetivo pedir a los responsables de esos países que
luchen contra la emigración ilegal, pero que sirvió en
realidad para solicitar a los mismos que ayuden al retorno
de Marruecos a la Unión Africana, una organización
continental de la que el reino alauí se retiró a comienzos
de los años ochenta para protestar por la admisión de la
República Árabe Saharaui Democrática.
El
periódico también señala que el apoyo de la diplomacia
española a Marruecos se ha llevado hasta el Parlamento
Europeo en Estrasburgo, donde su presidente, el español y
socialista Josep Borrel, trató de cerrar filas entre los
socialistas para que no se condenara a Marruecos en sus
violaciones de los derechos humanos en el Sáhara
Occidental.
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