El
representante del Frente Polisario ante las Naciones
Unidas, Ahmed Bujari, afirmó ayer por la tarde ante el
Comité especial de Descolonización de las Naciones Unidas,
que la ONU debe asumir sus responsabilidades frente a la
evidente y progresiva obstrucción de Marruecos al proceso
de paz para la descolonización del Sáhara Occidental, y
debería jugar un rol decisivo de primer orden para
asegurar el éxito del mismo, ya que en estos momentos no
facilita las cosas para nadie, y en primer lugar para sí
misma.
"La
continua ocupación colonial del Sáhara Occidental por
Marruecos constituye un desafío a la autoridad de las
Naciones Unidas y en particular a la de este Comité, que
nació con el propósito de lograr la erradicación del
colonialismo", afirmó el representante del Frente
Polisario.
Según
Bujari, el punto muerto en que se encuentran las
negociaciones es injustificable, porque estas fueron
dirigidas por la ONU y dieron frutos concretos, como el
Plan de arreglo, los acuerdos de Houston y el Plan Baker,
todos aprobados por el Consejo de Seguridad con la
finalidad explícita de que se celebre un referéndum de
autodeterminación.
Quedarse con los brazos cruzados ante la intransigencia de
Marruecos y su probada voluntad, digna de Tartufo, de no
respetar sus propios compromisos, no debe ser una opción
para la ONU, es reconocer que el único éxito es el
fracaso; el fracaso de todos, de la paz, de la ONU, de la
Comunidad internacional en definitiva.
El
Comité Especial, en el marco de su mandato, puede y debe
renovar su interés en la descolonización de la última
colonia en África, si deseamos preservar los mecanismos de
paz global y evitar que se siga quemando a personas vivas,
que se violen a mujeres indefensas en las cárceles y que
se atente contra el derecho legítimo de todo un pueblo.
Este
es el texto completo de la intervención:
"Señor Presidente, honorables Miembros del Comité
Quisiera antes que nada agradecerles la oportunidad de
estar hoy ante el Comité para compartir con Ustedes las
preocupaciones y las esperanzas del pueblo saharaui de ver
el proceso de descolonización del Sáhara Occidental
coronado por el éxito.
Como lo afirmé en mi intervención ante el Comité el pasado
8 de junio de 2005, "la continua ocupación colonial del
Sáhara occidental por Marruecos constituye un desafío a la
autoridad de las Naciones Unidas y en particular a la de
este Comité que nació con el propósito de lograr la
erradicación del colonialismo".
Las palabras pronunciadas por el Presidente M'Beki ante la
primera reunión del Parlamento Africano celebrada en
septiembre 2004, cuando dijo, (cito): "Es motivo de
vergüenza y de tristeza para nosotros el hecho de que el
pueblo Saharaui no haya realizado todavía sus aspiraciones
legítimas a la libre determinación", resumen el sentir y
la frustración casi unánime de la Comunidad internacional.
Los desarrollos habidos desde la pasada sesión ordinaria
del Comité no hacen sino confirmar las palabras del
presidente sudafricano.
En efecto, Marruecos sigue oponiéndose a la celebración de
un referéndum de autodeterminación al tiempo que
intensifica la represión contra las poblaciones civiles
saharauis en las zonas ocupadas.
En junio del año pasado, el Secretario general de la ONU
designó a un nuevo Enviado Personal para el Sáhara
occidental, el embajador Peter Van Walsum, en reemplazo de
James Baker, cuya dimisión en junio del 2004, fue, según
las declaraciones del Ministro de Asuntos Exteriores de
Marruecos, el resultado, (cito) de "la tenacidad de la
diplomacia marroquí".
El Consejo de seguridad en su resolución 1634(2005) de 28
de octubre 2005, prolongó el mandato de la MINURSO hasta
finales de abril 2006, en espera de un informe del
Secretario general sobre el resultado de los esfuerzos
mediadores del nuevo Enviado personal. Dicho informe,
contenido en el documento S/2006/249, fue presentado, a
mediados de abril pasado, al Consejo de Seguridad. Tres
ejes constituyen la estructura del informe.
De un lado, el informe reitera ciertas verdades y hechos
de naturaleza política y jurídica que son fundamentales
para la credibilidad de un proceso
descolonizador del Sáhara Occidental. En este contexto, el
informe recuerda que ningún país del mundo ha reconocido a
Marruecos su pretensión de soberanía sobre nuestro país.
Como lo había explícitamente calificado la resolución 3437
de la Asamblea General, así como se infiere del dictamen
del anterior Secretario General para Asuntos Jurídicos,
Hans Corell, hecho publico el 29 de enero del 2002, la
presencia marroquí en el Sáhara Occidental es ilegal.
También, en este eje, el informe recuerda el dictamen del
Tribunal de la Haya de 16 de octubre de 1975, que como se
sabe, había negado la validez de las reivindicaciones
territoriales marroquíes sobre nuestro país. Igualmente
recuerda el Plan de arreglo y el Plan Baker, e insiste en
considerar que la ONU no puede endosar ningún Plan de paz
para el Sáhara Occidental que excluya -como lo desea hoy
Marruecos- el derecho a la libre determinación del pueblo
Saharaui.
Desde esta visión coherente con los principios que han
guiado a la ONU en el largo proceso descolonizador, el
Frente Polisario esperaba del informe una recomendación
dirigida al Consejo de Seguridad para que este Órgano
instruyera a la MINURSO a reanudar el proceso del
referéndum de autodeterminación paralizado desde febrero
del 2000 por Marruecos cuando este país decidió romper con
el compromiso, adquirido en virtud de su aceptación del
Plan de Arreglo y de los Acuerdos de Houston, de cooperar
con la ONU en la organización del referéndum de
autodeterminación para el pueblo saharaui.
Ese era nuestro deseo. No obstante, el informe recomienda
otras vías de solución que minimizan sino es que minan el
valor del derecho a libre determinación en materia de
descolonización.
En efecto, en este segundo eje en la estructura del
informe, el enviado personal considera que, frente a la
legalidad internacional, se debe tener en cuenta lo que
llama "realpoltik", eufemismo que se introduce para hacer
referencia a los frutos de la ocupación ilegal del
territorio por parte de Marruecos.
Con este eufemismo se ha intentado establecer un
precedente sumamente peligroso que conllevaría la
invitación de aceptar la consagración de un hecho colonial
impuesto por la fuerza.
En el marco de este desafortunado enfoque, el informe
recomendaba negociaciones que, además de implicar
directamente a terceros países, deberían servir para el
logro de una supuesta "solución política mutuamente
aceptable que permita la autodeterminación del pueblo
Saharaui", pero el informe advierte al mismo tiempo que
si esa autodeterminación llegara a incluir la opción de
la independencia, se saldaría con el fracaso ya que
Marruecos no lo permitiría.
Resulta, Señor Presidente, difícil hallar algo de
coherencia en la idea. Implicar a países vecinos en la
negociación sobre el futuro del status jurídico de un
territorio cuyo pueblo viene luchando por su genuina
autodeterminación, y advertir sobre el riesgo del fracaso
de la extraña negociación si la
autodeterminación conllevase la opción de la independencia
, que es una opción legítima consagrada por la ONU en la
cuestión del Sáhara Occidental, significa abandonar la
doctrina descolonizadora de la ONU para abrazar la bien
conocida posición de la potencia ocupante del territorio.
Todo ello, en nombre del peligroso concepto de la
"realpoltik". Nunca se ha visto algo de esta naturaleza.
Si se hubiera consagrado este concepto en otros tiempos,
tal vez muchos países seguirían hoy bajo ocupación
colonial extranjera.
El Frente Polisario, en tanto que representante legítimo
del pueblo Saharaui, no puede sino dejar constancia de su
profunda sorpresa ante esta deriva, ante este intento de
descarrillar el largo proceso descolonizador de la última
colonia en África. Así lo hizo constar en carta dirigida
al Presidente del Consejo de Seguridad.
El Frente Polisario considera que no hay nada que negociar
con Marruecos. Lo que hace falta es aplicar lo ya acordado
porque todo ha sido negociado y renegociado con la
potencia ocupante. Dichas negociaciones no fueron
clandestinas, sin testigos. Fueron dirigidas por la ONU y
dieron frutos concretos, como el Plan de Arreglo, los
Acuerdos de Houston y el Plan Baker, todos aprobados por
el Consejo de Seguridad con la finalidad explícita de que
se celebre un referéndum de autodeterminación que permita
al pueblo Saharaui optar también por la independencia en
el marco de un proceso de descolonización.
Afortunadamente, el Consejo decidió, en su Resolución 1675
(2006) de 28 de abril 2006, no caucionar la vía
recomendada por el señor Walsum y se limitó a adoptar una
resolución técnica que prolonga el mandato de la MINURSO
hasta octubre 2006.
El impasse continúa, a nuestro modo de ver, de forma
difícil de justificar.
Creemos que la Comunidad Internacional tiene el deber y
los medios necesarios para asegurar la celebración de un
sencillo referéndum de autodeterminación, que es la
solución pacífica y democrática, para una cuestión de
descolonización.
La ONU ha realizado enormes esfuerzos, simbolizados por el
Plan de Arreglo, los Acuerdos de Houston y el Plan Baker,
que no pueden ser sacrificados simplemente porque la
potencia ocupante ha decidido, después de haberlos
aceptado, no cooperar en la aplicación de dichos planes de
paz. Es injustificado si se tiene en cuenta que la ONU en
otros procesos de descolonización, como Namibia y Timor
Oriental, o los muchos que tuvieron lugar en el
Caribe, pudo logar el éxito como resultado de su
perseverancia en la defensa de principios fundamentales
que honran la Carta de la Organización, la cual no
sucumbió ante los efectos de la "realpolitik" derivada de
ocupaciones coloniales ilegales.
Esta perseverancia es el factor que está extrañamente
ausente en el proceso de descolonización del Sáhara
Occidental, ausencia que está siendo usada de forma
deliberada por Marruecos para mantener una posición de
abierto desafío a la legalidad internacional al tiempo
que, desde la impunidad inducida por dicha ausencia, se
entrega a una violación masiva de los derechos humanos en
el territorio que ocupa ilegalmente.
El tercer eje en el informe lo constituye la referencia a
la violación de los derechos humanos en el Sáhara
Occidental. Esta cuestión figura por primera vez en un
informe del Secretario General de la ONU, a pesar de que
la realidad sobre el terreno mostraba que su violación por
las fuerzas marroquíes de ocupación no data de hoy. El
Secretario general dejó constancia en su informe de su
preocupación ante la dura represión ejercida por las
fuerzas marroquíes contra las múltiples manifestaciones
pacíficas a favor de la independencia llevadas a cabo por
el pueblo Saharaui en las zonas ocupadas del Sáhara
Occidental. Decenas de saharauis, hombres y mujeres, han
sido encarcelados y torturados mediante el uso de medios
medievales, incluido el rociar de gasolina al preso y
prenderle fuego, como lo prueba el reciente caso del
ciudadano Salek El Mamun Essaidi.
Como resultado de la represión, han muerto en el pasado
año dos personas, mientras decenas siguen detenidas en
prisiones marroquíes y en la tristemente celebre Cárcel
Negra sita en El Aaiún, donde los presos, a falta de
espacio, se hacinan como se hacinan los muertos de las
tristemente celebres fosas comunes halladas en otros
lugares. Los miembros del Consejo de Seguridad tienen en
sus manos los documentos probatorios de estos crímenes.
Según lo declaró la semana pasada, Aminetu Haidar, antigua
prisionera política saharaui, tras ser recibida en
Bruselas por el Presidente del Parlamento Europeo, "no
hay ninguna familia saharaui que no haya sido marcada por
el luto en el Sáhara Occidental".
El deterioro de la situación de los derechos humanos en el
Sáhara Occidental a la que hace referencia el Secretario
General en su informe fue reflejado reiteradamente por
varias organizaciones humanitarias como Amnistía
Internacional o Human Rights Watch.
El Parlamento Europeo lleva un año intentado sin éxito
obtener la autorización de Marruecos para permitir que una
delegación del mismo visite el Sáhara Occidental.
Igualmente, Marruecos impidió a varias delegaciones
gubernamentales de países nórdicos, y de diferentes
parlamentos regionales de España, viajar al Sáhara
Occidental. Marruecos, al proceder así de forma
sistemática, no hace más que levantar legítimas sospechas
de la Comunidad Internacional acerca de lo que está
haciendo en el territorio que ocupa.
Tras varios intentos, la Alta Comisaria de la ONU
encargada de los Derechos Humanos pudo finalmente vencer
la obstrucción de Marruecos y enviar una delegación al
territorio a mediados del mes pasado. Las autoridades
marroquíes han intentado, por medio de subterfugios y
tácticas evidentes, que la delegación no viese la realidad
sobre el terreno. La delegación fue casi forzada a
limitar su estadía a dos días y a una sola ciudad, El
Aaiún, y a agotar gran parte de su tiempo en el hotel
recibiendo a una infinidad de pseudo-organizaciones no
gubernamentales teledirigidas por las autoridades de
ocupación.
Albergamos fundadas esperanzas en el liderazgo e
imparcialidad de la Alta Comisaria para que informe al
Consejo de Seguridad y a la Comunidad Internacional sobre
los hechos y sobre la verdad de los sufrimientos de un
pueblo inocente que, a pesar de la represión, sigue
creyendo en la vía pacifica para hacer oír y valer sus
legítimas reivindicaciones, para que sean respetados sus
derechos humanos, incluido el derecho a la libre
determinación.
En esta línea, albergamos igualmente la esperanza de que
el Secretario General y el Consejo de Seguridad,
establezcan en el marco del mandato de la MINURSO,
mecanismos eficaces en el Sáhara Occidental para velar por
el respeto de los derechos humanos en espera de la
celebración del referéndum de autodeterminación acordado
por la ONU. Marruecos, si es coherente con las
obligaciones que le dicta la condición de miembro electo
del Consejo de Derechos Humanos, no debe oponerse a ello.
Señor Presidente, Honorables Miembros del Comité de los
24,
La prolongación del impasse en el proceso de
descolonización del Sáhara Occidental, por la relación de
causa a efecto, no permitirá la reinstauración de la paz
en esta región tan sensible del norte de África, ni
permitirá la vigencia y el respeto de los derechos
humanos.
Es indudable que la ONU asume una responsabilidad
particular en esta cuestión de descolonización ante la que
no puede renunciar ni abandonar a los cantos de sirena de
la llamada "real politik", sinónimo de los resultados de
un atropello a los principios más relevantes de la Carta
de la ONU, que ha sido erigido en política de Estado por
la fuerza ocupante como habían hecho en el pasado otros
colonialismos de triste memoria. La legalidad
internacional simbolizada por la Carta de la ONU ha sido
precisamente el argumento fundamental enarbolado por la
descolonización para poner fin a situaciones ilegítimas
derivadas de una "real politik" colonial. Intentar
invertir ahora los términos de la ecuación en el caso del
Sáhara Occidental es injustificable y provoca legítimos
interrogantes sobre la existencia de agendas políticas
ocultas.
El Frente Polisario ha cooperado sin límites con la ONU en
el campo diplomático y en el del derecho humanitario para
hacer posible una rápida resolución pacífica del
conflicto, consciente de que esa resolución contribuirá
en la realización del sueño de las generaciones magrebíes
y africanas respecto a la construcción de un futuro
compartido, cuya primera piedra irrenunciable es el
respeto a la soberanía del vecino, al derecho ajeno, pilar
esencial en toda paz que quiera ser duradera y benéfica
para las partes implicadas.
Hemos facilitado al Reino de Marruecos, a través del Plan
de Arreglo y de los Acuerdos de Houston que dicho país
había voluntariamente firmado, y a través de nuestra
aceptación del Plan Baker, una vía digna y defendible para
salir con la cabeza alta del atolladero de un conflicto
colonial anacrónico cuya prolongación no hará sino
profundizar el abismo que ya separa a las dos partes
directamente implicadas. No podemos sino reiterar nuestra
sorpresa ante la continuidad de una actitud de
intransigencia y de una política de subterfugios y
maniobras heredadas del último gobernador colonial
español a la que se entregan nuestros vecinos marroquíes
para evitar afrontar la realidad.
Tales actitudes darán como fruto nada más que pérdida de
tiempo y de credibilidad internacional en un momento en
que se necesita menos de lo primero y mucho de lo segundo.
La ONU, al asumir una actitud de Poncio Pilatos frente a
la evidente y progresiva obstrucción de Marruecos al
proceso de descolonización en el momento en que la
Organización debería jugar un rol decisivo de primer orden
para asegurar su éxito, no facilita las cosas para nadie,
y en primer lugar para sí misma, en tanto que referente
indispensable para la resolución de conflictos que, si no
son resueltos y se abandonan a su propia dinámica, pueden
degenerar en situaciones incontrolables.
Debemos decirlo con claridad, y cuando todavía se está a
tiempo. La ONU llegó en 1991 al Sáhara Occidental con un
Plan de Paz detallado y listo para su aplicación. Llegó
para un único propósito, que es la celebración de un
referéndum de autodeterminación. Quedarse sin hacerlo o
marcharse sin lograrlo como consecuencia de la falta de
firmeza ante la no cooperación de Marruecos, tiene en el
fondo el mismo significado y, sobre todo, las mismas
graves implicaciones.
Hay determinados países con indudable influencia que por
su proceder en la cuestión Saharaui no contribuyen al
fortalecimiento del rol indispensable de la ONU y de su
Consejo de Seguridad. Es lamentable que se sigan
cometiendo los mismos errores del pasado colonial.
En este contexto, la reciente firma de los acuerdos
pesqueros sobre aguas saharauis firmados, a instigación de
cierto país, por la Unión Europea y Marruecos, es echar
más leña al fuego. Es una decisión que alienta a Marruecos
en la posición de intransigencia por la que ha optado en
los últimos años a fin de obstruir el rol de la ONU en el
Sáhara Occidental. Deseo, en nombre del Frente Polisario,
renovar el llamamiento efectuado con anterioridad a las
autoridades europeas para que dicho acuerdo, ilegal y
políticamente contraproducente en las circunstancias
actuales, sea debidamente revisado a fin de que se
conforme a la legalidad internacional.
El pueblo Saharaui, Señor Presidente, no puede ser la
excepción a la regla general, a la vigencia del derecho de
autodeterminación que ha hecho posible hoy la existencia
de 192 países independientes. No renunciaremos a este
derecho básico, pilar esencial del ordenamiento jurídico
que ha dado razón al principio de universalidad perseguido
por la ONU desde su fundación. No pedimos nada nuevo ni
nada inviable o imposible. Pedimos lo que las naciones y
pueblos que Ustedes dignamente representan, han pedido en
sus respectivos tiempos históricos. Nos deben ayudar en
convencer a Marruecos a que cumpla con la legalidad
internacional y con sus propios compromisos.
Ustedes, Naciones Unidas, tienen los medios
para lograrlo.
En este marco, si Marruecos no está dispuesto a cooperar,
nuestro derecho a existir como nación soberana no debe ser
sacrificado por más tiempo. En ese caso, reclamamos
nuestro derecho a estar sentados aquí, a ser una nación
mas entre las demás naciones, grandes y menos grandes, con
asiento en la ONU. Ello no implica necesariamente
renunciar al referéndum de autodeterminación, pero si el
referéndum no se ha podido celebrar ello no es imputable
al Frente Polisario ni el pueblo Saharaui debe pagar el
precio. Las Naciones Unidas y sus Estados Miembros querían
el referéndum para conocer de forma directa la voluntad
del pueblo Saharaui. Se sabe que esa voluntad es la de
vivir libre y soberano. Es por ello que Marruecos se opone
ya a ese referéndum. Tomar nota de este hecho, de esta
verdad, de esa voluntad, no debe seguir dependiendo de la
actitud de Marruecos. Nuestra presencia aquí, junto a las
naciones miembros de la ONU, profundizaría el valor
positivo de la vía pacífica, salvaría la legalidad
internacional y podría incluso facilitar la solución del
conflicto, inclusive la celebración del referéndum de
autodeterminación.
Ante la intransigencia de Marruecos y su probada voluntad,
digna de Tartufo, de no respetar sus propios compromisos,
no hacer nada, quedarse con los brazos cruzados, no debe
ser una opción para la ONU. No hacer nada, dejar que las
cosas se pudran, que se pierda la esperanza en la
Comunidad Internacional, dejar que la violación de los
derechos humanos en el Sáhara Occidental siga su trágico
curso, que se siga quemando a las personas vivas, que se
siga violando a mujeres indefensas en las cárceles, es
reconocer que el único éxito es el fracaso; el fracaso de
todos, de la paz, de la ONU, de la Comunidad Internacional
en definitiva.
El Comité Especial, en el marco de su mandato, puede y
debe renovar su interés en la descolonización de la última
colonia en África. Creemos que el momento lo exige más que
nunca.
Muchas gracias.
Representante del
Frente Polisario".
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