El Presidente de la
República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Mohamed
Abdelaziz, ha respondido con una contundente negativa a la
propuesta de autonomía anunciada por Marruecos para
resolver el contencioso del Sáhara Occidental. En una
carta dirigida al Presidente del Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas el pasado 3 de febrero, el dirigente
saharaui, además de reiterar su apoyo a los planes de
esta institución que establecen la celebración de un
referéndum de autodeterminación, tacha la iniciativa de
"nueva huida hacia delante que entra en el marco del
continuo desafío de Marruecos a las resoluciones de las
Naciones Unidas". Se trata de la réplica a un
mensaje recientemente enviado por Marruecos al Secretario
General de la ONU en el que su ministro de Asuntos
Exteriores, Mohamed Benaissa, aporta una
"interpretación sorprendente de los términos y
significados del alto el fuego en vigor y de la naturaleza
de su presencia en el territorio saharaui", sostiene
Abdelaziz.
"Cualquier otro
enfoque basado en conceptos o pseudos-soluciones derivados
de la ruptura de Marruecos con la legalidad
internacional" al margen de la opción referendaria,
continúa el Presidente de la RASD, "implicaría el
abandono de la Carta de la ONU, la legitimación de un
"fait accompli colonial" y la consagración de
la fuerza en las relaciones internacionales. El Consejo
debe oponerse a un curso de acción de esa naturaleza y
propósitos, ya que supondría, en su caso, el fin del
proceso de paz, el fin de la MINURSO y, por consiguiente,
el fin de la razón fundamental de la firma, entrada en
vigor y continuidad del actual alto el fuego". Para
llegar a estas conclusiones, Abdelaziz realiza un
recorrido por las principales etapas del proceso de paz
saharaui, desde el alto el fuego de 1991 hasta nuestros
días, subrayando las resoluciones y planes de Naciones
Unidas, que han sido "incumplidos" o
"rechazados" una y otra vez por Marruecos y
respetados por el Frente Polisario. Asimismo, a la par que
destaca gestos de distensión propios como la liberación
del último contingente de prisioneros marroquíes en
manos del gobierno saharaui, condena el impedimento por
parte del gobierno alauita de "la llegada al
territorio ocupado de delegaciones humanitarias o
gubernamentales extranjeras- como ocurrió recientemente
con la delegación del Alto Comisionado de la ONU para los
Derechos Humanos y con la delegación conjunta de varios
países nórdicos-", así como la continuación
"de la política de violación de derechos humanos
contra la población Saharaui", un hecho que "no
hace mas que resaltar el carácter brutal de una
ocupación ilegal".
A continuación incluimos
el texto íntegro de la misiva del Presidente saharaui a
Naciones Unidas:
"A Su Excelencia
Sr. John Bolton
Presidente del Consejo de seguridad
Naciones Unidas
Nueva York
Bir
Lehlu, 3 de febrero de 2006
Señor Presidente
El Gobierno del Reino de
Marruecos, en carta dirigida recientemente al Señor
Secretario general de la ONU (S/2006/52), vuelve
desafortunadamente a recurrir a la amalgama y a la
incoherencia para presentar esta vez una interpretación
sorprendente de los términos y significado del alto el
fuego en vigor y de la naturaleza de su presencia en
Territorio Saharaui al tiempo que utiliza la ocasión para
anunciar su pseudo- solución al conflicto del Sáhara
occidental.
En primer lugar, conviene
recordar que el alto el fuego fue aceptado por las
"dos partes" en el conflicto, el Reino de
Marruecos y el F Polisario, como parte integrante de un
Plan de arreglo cuyo objetivo es "permitir al pueblo
Saharaui ejercer, a través de un referéndum justo y
libre, organizado y supervisado por la ONU en cooperación
con la OUA, su derecho a la libre determinación."
En mayo de 1991, y en
respuesta a la solicitud formal del Secretario general,
ambas partes informaron a éste acerca del número,
armamento y posición geográfica exacta de sus
respectivas fuerzas militares en el Territorio. En ese
marco, las fuerzas de ocupación marroquíes se
encontraban dentro y al Oeste del muro defensivo conque
Marruecos ha partido en dos al Territorio. Fuera del muro
defensivo y en dirección Este, se encontraban y se
encuentran todavía las fuerzas saharauis.
El 6 de septiembre 1991,
tras la entrada en vigor del alto el fuego, tuvo lugar,
como estaba acordado, el despliegue de los observadores
militares de la MINURSO sobre esta base geográfica,
separando así a las dos fuerzas beligerantes. Dicho
despliegue sigue hoy manteniendo prácticamente las mismas
características.
Contrariamente pues a lo
que pretende Marruecos en su carta, existían en aquél
entonces y existen todavía una parte liberada del
Territorio del Sahara occidental y otra bajo ocupación
ilegal de Marruecos. Los acontecimientos militares que
tuvieron lugar en Tifariti, una semana antes de la entrada
en vigor del alto el fuego, a que hace referencia la carta
de Marruecos, no fueron el resultado de una
"incursión" de fuerzas saharauis, sino de una
ofensiva a gran escala fallida que fue iniciada por
Marruecos, el 27 de agosto 1991, en dirección a la
región liberada de Tifariti con el propósito político
de obstruir el inicio de la aplicación del Pan de
arreglo, tras haber comenzado a obstaculizar la llegada al
Territorio de los primeros equipos y medios materiales de
la MINURSO.
Como Vuestra Excelencia
sabe, la MINURSO, a través de los acuerdos técnicos
firmados con las dos partes, está hoy en condiciones de
poder seguir cumpliendo con la misión de observación del
alto el fuego en tanto que elemento inseparable del Plan
de arreglo, a menos que la carta de Marruecos conlleve la
intención de romper con el mismo, hecho cuyas
consecuencias políticas y militares serian de su
exclusiva responsabilidad.
En segundo lugar, el
Frente Polisario, al igual que toda la Comunidad
internacional, no le reconoce ningún título jurídico
válido a la presencia de Marruecos en el Sahara
occidental. Los acuerdos de Madrid de noviembre de 1975,
citados en la carta, por los que la antigua potencia
colonial faltó gravemente a sus responsabilidades de
Potencia administradora del Territorio, fueron una
transacción ilegal que no altera la naturaleza colonial
del problema.
Marruecos está por lo
demás suficientemente informado del contenido y alcance
del dictamen del Tribunal Internacional de Justicia, de 16
de octubre de 1975, que negó toda validez a sus
reivindicaciones territoriales sobre nuestro país, así
como del dictamen posterior solicitado por el Consejo de
seguridad al Dr. Hans Corel, encargado del Departamento
Legal de la ONU, de fecha 29 de enero2002, en el que
considera que los Acuerdos de Madrid "no
transfirieron la soberanía sobre el Territorio ni
confirieron a ninguno de los signatarios la condición de
Potencia Administradora, condición que España, por
sí sola no podía haber transferido unilateralmente"
.
No siendo potencia
soberana ni potencia administradora, el status jurídico
de la presencia marroquí en el Sahara occidental no puede
ser catalogado sino de ilegal. Tal y como lo había
definido la Asamblea general de la ONU en su resolución
3437, se trata de una "ocupación militar" y,
por consiguiente, no comporta efectos o consecuencias
jurídicas validas para terceros ni para la Comunidad
internacional.
Impedir la llegada al
territorio ocupado de delegaciones humanitarias o
gubernamentales extranjeras- como ocurrió recientemente
con la delegación del Alto Comisionado de la ONU para los
Derechos Humanos y con la delegación conjunta de varios
países nórdicos- y continuar con la política de
violación de derechos humanos contra la población
Saharaui, no hace mas que resaltar el carácter brutal de
una ocupación ilegal.
En tercer lugar, y en
base a lo anterior, la pseudo-solución anunciada en la
carta constituye una nueva "huida hacia delante"
que entra en el marco del continuo desafío de Marruecos a
las resoluciones de las Naciones Unidas.
La implicación de la
comunidad internacional, en todos los esfuerzos dirigidos
a la resolución del conflicto del Sahara occidental, ha
estado justificada fundamentalmente por el hecho de que la
ONU está ante un problema de descolonización. Como tal,
ha de ser necesariamente resuelto en conformidad con la
Carta de la Organización y, en este contexto, con las
resoluciones y dictámenes elaborados por sus altos
Órganos, los cuales han consagrado de forma inequívoca
el derecho inalienable del pueblo del Sahara Occidental a
decidir su futuro de forma democrática y pacifica a
través de un referéndum de autodeterminación.
Es en este marco legal
que el Consejo de seguridad aprobó a la unanimidad de sus
miembros el Plan de Arreglo en su resolución 658(1990);
autorizó por resolución 690 (1991) el envío al Sahara
occidental de la MINURSO; llamó a la aplicación de los
Acuerdos de Houston, por resolución 1133(1997) y ofreció
todo su respaldo al Plan de paz para la autodeterminación
del pueblo del Sahara occidental, en su resolución
1495(2003).
En todos estos planes de
paz, las Naciones Unidas han preconizado un referéndum
que permita al pueblo Saharaui elegir su futuro, sin
restricción ni limitaciones al derecho a la libre
determinación consagrado por la ONU, optando entre la
independencia, la autonomía o la integración en la
potencia ocupante.
A lo largo de todo este
proceso, el Consejo de seguridad y el Secretario general
han contado con la sincera cooperación del Frente
Polisario para hacer posible la elaboración del proceso
de paz y el gran avance habido en su puesta en marcha tras
la firma de los Acuerdos de Houston.
También, el F. Polisario
respondió favorablemente al llamamiento del Consejo,
liberando a todos los prisioneros de guerra marroquíes,
gesto humanitario y de paz que no ha sido correspondido
por la parte marroquí. Todo lo contrario. Marruecos
intensificó, a partir de mayo 2005, su tristemente
celebre política de represión, que había conducido a
desapariciones, hacinamiento de presos en cárceles
medievales así como a la liquidación física de
activistas de derechos humanos, que se suman a la lista de
decenas de saharauis que fueron hallados recientemente en
fosas comunes, como lo han reconocido instancias oficiales
y ONG marroquíes, tras haber desaparecido en años
anteriores.
Hoy es evidente que el
proceso de paz no ha podido avanzar hacia el objetivo para
el que fue elaborado. El incumplimiento por parte de
Marruecos de los compromisos formal y solemnemente
adquiridos ante tres Secretarios generales y ante el
Consejo en virtud de su aceptación del Plan de arreglo y
de los Acuerdos de Houston, en cuya elaboración había
participado de forma activa, y su rechazo al Plan de paz
presentado por el anterior Enviado Personal, James Baker,
son, inequívocamente, las causas que han provocado el
actual estancamiento y no una pretendida inaplicabilidad
del Plan de arreglo.
El Consejo de seguridad
así como el Secretario general no pueden resignarse ante
un peligroso estancamiento que, ante la continua
violación de los derechos humanos de una población
Saharaui rehén de una "fuerza de ocupación",
conlleva todos los riesgos de degenerar en una situación
incontrolable.
Las Naciones Unidas
están ante la "ocupación ilegal" por un Estado
miembro de un Territorio objeto de un proceso de
descolonización inconcluso, como lo fueron en su día
Namibia, Timor Oriental y decenas de otros casos en
África, América latina, Caribe y Asia.
En este contexto, el F.
Polisario quisiera una vez mas reiterar su ya bien
conocida posición, en el sentido de que sólo la
reanudación del proceso referendario, aprobado por el
Consejo sobre la base de principios y derechos
irrenunciables contenidos en la Carta, ofrece
posibilidades reales para una resolución justa y duradera
del conflicto del Sahara Occidental.
Cualquier otro enfoque
basado en conceptos o pseudos-soluciones derivados de la
ruptura de Marruecos con la legalidad internacional
implicaría el abandono de la Carta de la ONU, la
legitimación de un "fait accompli colonial" y
la consagración de la fuerza en las relaciones
internacionales. El Consejo debe oponerse a un curso de
acción de esa naturaleza y propósitos, ya que
supondría, en su caso, el fin del proceso de paz, el fin
de la MINURSO y, por consiguiente, el fin de la razón
fundamental de la firma, entrada en vigor y continuidad
del actual alto el fuego.
Tales enfoques, a los que
incita la actual posición marroquí contenida en la carta
arriba mencionada, no pueden obtener el concurso ni la
aceptación del F. Polisario en tanto que parte
fundamental en el proceso de descolonización del Sahara
occidental.
Al poner en su
conocimiento lo anterior, y con el ruego de tener a bien
llevar el contenido de esta carta a la atención de los
Miembros del Consejo, permítame hacer propicia la
ocasión para reiterarle mis sentimientos de alta
consideración.
Mohamed Abdelaziz
Presidente de la RASD
Secretario general del F.
Polisario." |