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Gabinete de Prensa Embajada RASD Argelia

Mohamed Abdelaziz: la propuesta de autonomía es "una nueva huida hacia adelante de Marruecos y un desafío a la ONU"

Argel, 05/02/2006
El Presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Mohamed Abdelaziz, ha respondido con una contundente negativa a la propuesta de autonomía anunciada por Marruecos para resolver el contencioso del Sáhara Occidental. En una carta dirigida al Presidente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el pasado 3 de febrero, el dirigente saharaui, además de reiterar su apoyo a los planes de esta institución que establecen la celebración de un referéndum de autodeterminación, tacha la iniciativa de "nueva huida hacia delante que entra en el marco del continuo desafío de Marruecos a las resoluciones de las Naciones Unidas". Se trata de la réplica a un mensaje recientemente enviado por Marruecos al Secretario General de la ONU en el que su ministro de Asuntos Exteriores, Mohamed Benaissa, aporta una "interpretación sorprendente de los términos y significados del alto el fuego en vigor y de la naturaleza de su presencia en el territorio saharaui", sostiene Abdelaziz.

"Cualquier otro enfoque basado en conceptos o pseudos-soluciones derivados de la ruptura de Marruecos con la legalidad internacional" al margen de la opción referendaria, continúa el Presidente de la RASD, "implicaría el abandono de la Carta de la ONU, la legitimación de un "fait accompli colonial" y la consagración de la fuerza en las relaciones internacionales. El Consejo debe oponerse a un curso de acción de esa naturaleza y propósitos, ya que supondría, en su caso, el fin del proceso de paz, el fin de la MINURSO y, por consiguiente, el fin de la razón fundamental de la firma, entrada en vigor y continuidad del actual alto el fuego". Para llegar a estas conclusiones, Abdelaziz realiza un recorrido por las principales etapas del proceso de paz saharaui, desde el alto el fuego de 1991 hasta nuestros días, subrayando las resoluciones y planes de Naciones Unidas, que han sido "incumplidos" o "rechazados" una y otra vez por Marruecos y respetados por el Frente Polisario. Asimismo, a la par que destaca gestos de distensión propios como la liberación del último contingente de prisioneros marroquíes en manos del gobierno saharaui, condena el impedimento por parte del gobierno alauita de "la llegada al territorio ocupado de delegaciones humanitarias o gubernamentales extranjeras- como ocurrió recientemente con la delegación del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y con la delegación conjunta de varios países nórdicos-", así como la continuación "de la política de violación de derechos humanos contra la población Saharaui", un hecho que "no hace mas que resaltar el carácter brutal de una ocupación ilegal".

A continuación incluimos el texto íntegro de la misiva del Presidente saharaui a Naciones Unidas:

"A Su Excelencia
Sr. John Bolton
Presidente del Consejo de seguridad
Naciones Unidas
Nueva York

Bir Lehlu, 3 de febrero de 2006

Señor Presidente

El Gobierno del Reino de Marruecos, en carta dirigida recientemente al Señor Secretario general de la ONU (S/2006/52), vuelve desafortunadamente a recurrir a la amalgama y a la incoherencia para presentar esta vez una interpretación sorprendente de los términos y significado del alto el fuego en vigor y de la naturaleza de su presencia en Territorio Saharaui al tiempo que utiliza la ocasión para anunciar su pseudo- solución al conflicto del Sáhara occidental.

En primer lugar, conviene recordar que el alto el fuego fue aceptado por las "dos partes" en el conflicto, el Reino de Marruecos y el F Polisario, como parte integrante de un Plan de arreglo cuyo objetivo es "permitir al pueblo Saharaui ejercer, a través de un referéndum justo y libre, organizado y supervisado por la ONU en cooperación con la OUA, su derecho a la libre determinación."

En mayo de 1991, y en respuesta a la solicitud formal del Secretario general, ambas partes informaron a éste acerca del número, armamento y posición geográfica exacta de sus respectivas fuerzas militares en el Territorio. En ese marco, las fuerzas de ocupación marroquíes se encontraban dentro y al Oeste del muro defensivo conque Marruecos ha partido en dos al Territorio. Fuera del muro defensivo y en dirección Este, se encontraban y se encuentran todavía las fuerzas saharauis.

El 6 de septiembre 1991, tras la entrada en vigor del alto el fuego, tuvo lugar, como estaba acordado, el despliegue de los observadores militares de la MINURSO sobre esta base geográfica, separando así a las dos fuerzas beligerantes. Dicho despliegue sigue hoy manteniendo prácticamente las mismas características.

Contrariamente pues a lo que pretende Marruecos en su carta, existían en aquél entonces y existen todavía una parte liberada del Territorio del Sahara occidental y otra bajo ocupación ilegal de Marruecos. Los acontecimientos militares que tuvieron lugar en Tifariti, una semana antes de la entrada en vigor del alto el fuego, a que hace referencia la carta de Marruecos, no fueron el resultado de una "incursión" de fuerzas saharauis, sino de una ofensiva a gran escala fallida que fue iniciada por Marruecos, el 27 de agosto 1991, en dirección a la región liberada de Tifariti con el propósito político de obstruir el inicio de la aplicación del Pan de arreglo, tras haber comenzado a obstaculizar la llegada al Territorio de los primeros equipos y medios materiales de la MINURSO.

Como Vuestra Excelencia sabe, la MINURSO, a través de los acuerdos técnicos firmados con las dos partes, está hoy en condiciones de poder seguir cumpliendo con la misión de observación del alto el fuego en tanto que elemento inseparable del Plan de arreglo, a menos que la carta de Marruecos conlleve la intención de romper con el mismo, hecho cuyas consecuencias políticas y militares serian de su exclusiva responsabilidad.

En segundo lugar, el Frente Polisario, al igual que toda la Comunidad internacional, no le reconoce ningún título jurídico válido a la presencia de Marruecos en el Sahara occidental. Los acuerdos de Madrid de noviembre de 1975, citados en la carta, por los que la antigua potencia colonial faltó gravemente a sus responsabilidades de Potencia administradora del Territorio, fueron una transacción ilegal que no altera la naturaleza colonial del problema.

Marruecos está por lo demás suficientemente informado del contenido y alcance del dictamen del Tribunal Internacional de Justicia, de 16 de octubre de 1975, que negó toda validez a sus reivindicaciones territoriales sobre nuestro país, así como del dictamen posterior solicitado por el Consejo de seguridad al Dr. Hans Corel, encargado del Departamento Legal de la ONU, de fecha 29 de enero2002, en el que considera que los Acuerdos de Madrid "no transfirieron la soberanía sobre el Territorio ni confirieron a ninguno de los signatarios la condición de Potencia Administradora, condición que España, por sí sola no podía haber transferido unilateralmente" .

No siendo potencia soberana ni potencia administradora, el status jurídico de la presencia marroquí en el Sahara occidental no puede ser catalogado sino de ilegal. Tal y como lo había definido la Asamblea general de la ONU en su resolución 3437, se trata de una "ocupación militar" y, por consiguiente, no comporta efectos o consecuencias jurídicas validas para terceros ni para la Comunidad internacional.

Impedir la llegada al territorio ocupado de delegaciones humanitarias o gubernamentales extranjeras- como ocurrió recientemente con la delegación del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y con la delegación conjunta de varios países nórdicos- y continuar con la política de violación de derechos humanos contra la población Saharaui, no hace mas que resaltar el carácter brutal de una ocupación ilegal.

En tercer lugar, y en base a lo anterior, la pseudo-solución anunciada en la carta constituye una nueva "huida hacia delante" que entra en el marco del continuo desafío de Marruecos a las resoluciones de las Naciones Unidas.

La implicación de la comunidad internacional, en todos los esfuerzos dirigidos a la resolución del conflicto del Sahara occidental, ha estado justificada fundamentalmente por el hecho de que la ONU está ante un problema de descolonización. Como tal, ha de ser necesariamente resuelto en conformidad con la Carta de la Organización y, en este contexto, con las resoluciones y dictámenes elaborados por sus altos Órganos, los cuales han consagrado de forma inequívoca el derecho inalienable del pueblo del Sahara Occidental a decidir su futuro de forma democrática y pacifica a través de un referéndum de autodeterminación.

Es en este marco legal que el Consejo de seguridad aprobó a la unanimidad de sus miembros el Plan de Arreglo en su resolución 658(1990); autorizó por resolución 690 (1991) el envío al Sahara occidental de la MINURSO; llamó a la aplicación de los Acuerdos de Houston, por resolución 1133(1997) y ofreció todo su respaldo al Plan de paz para la autodeterminación del pueblo del Sahara occidental, en su resolución 1495(2003).

En todos estos planes de paz, las Naciones Unidas han preconizado un referéndum que permita al pueblo Saharaui elegir su futuro, sin restricción ni limitaciones al derecho a la libre determinación consagrado por la ONU, optando entre la independencia, la autonomía o la integración en la potencia ocupante.

A lo largo de todo este proceso, el Consejo de seguridad y el Secretario general han contado con la sincera cooperación del Frente Polisario para hacer posible la elaboración del proceso de paz y el gran avance habido en su puesta en marcha tras la firma de los Acuerdos de Houston.

También, el F. Polisario respondió favorablemente al llamamiento del Consejo, liberando a todos los prisioneros de guerra marroquíes, gesto humanitario y de paz que no ha sido correspondido por la parte marroquí. Todo lo contrario. Marruecos intensificó, a partir de mayo 2005, su tristemente celebre política de represión, que había conducido a desapariciones, hacinamiento de presos en cárceles medievales así como a la liquidación física de activistas de derechos humanos, que se suman a la lista de decenas de saharauis que fueron hallados recientemente en fosas comunes, como lo han reconocido instancias oficiales y ONG marroquíes, tras haber desaparecido en años anteriores.

Hoy es evidente que el proceso de paz no ha podido avanzar hacia el objetivo para el que fue elaborado. El incumplimiento por parte de Marruecos de los compromisos formal y solemnemente adquiridos ante tres Secretarios generales y ante el Consejo en virtud de su aceptación del Plan de arreglo y de los Acuerdos de Houston, en cuya elaboración había participado de forma activa, y su rechazo al Plan de paz presentado por el anterior Enviado Personal, James Baker, son, inequívocamente, las causas que han provocado el actual estancamiento y no una pretendida inaplicabilidad del Plan de arreglo.

El Consejo de seguridad así como el Secretario general no pueden resignarse ante un peligroso estancamiento que, ante la continua violación de los derechos humanos de una población Saharaui rehén de una "fuerza de ocupación", conlleva todos los riesgos de degenerar en una situación incontrolable.

Las Naciones Unidas están ante la "ocupación ilegal" por un Estado miembro de un Territorio objeto de un proceso de descolonización inconcluso, como lo fueron en su día Namibia, Timor Oriental y decenas de otros casos en África, América latina, Caribe y Asia.

En este contexto, el F. Polisario quisiera una vez mas reiterar su ya bien conocida posición, en el sentido de que sólo la reanudación del proceso referendario, aprobado por el Consejo sobre la base de principios y derechos irrenunciables contenidos en la Carta, ofrece posibilidades reales para una resolución justa y duradera del conflicto del Sahara Occidental.

Cualquier otro enfoque basado en conceptos o pseudos-soluciones derivados de la ruptura de Marruecos con la legalidad internacional implicaría el abandono de la Carta de la ONU, la legitimación de un "fait accompli colonial" y la consagración de la fuerza en las relaciones internacionales. El Consejo debe oponerse a un curso de acción de esa naturaleza y propósitos, ya que supondría, en su caso, el fin del proceso de paz, el fin de la MINURSO y, por consiguiente, el fin de la razón fundamental de la firma, entrada en vigor y continuidad del actual alto el fuego.

Tales enfoques, a los que incita la actual posición marroquí contenida en la carta arriba mencionada, no pueden obtener el concurso ni la aceptación del F. Polisario en tanto que parte fundamental en el proceso de descolonización del Sahara occidental.

Al poner en su conocimiento lo anterior, y con el ruego de tener a bien llevar el contenido de esta carta a la atención de los Miembros del Consejo, permítame hacer propicia la ocasión para reiterarle mis sentimientos de alta consideración.

Mohamed Abdelaziz

Presidente de la RASD

Secretario general del F. Polisario."

 

 

 

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