El 26 de noviembre unas 800 personas, en
su mayoría mujeres saharauis, se manifestaron en la zona
de Um Legta (sector de Farsia, Territorios Liberados),
contra el muro marroquí que desde hace décadas divide el
Sáhara Occidental. Llegados en camiones la noche anterior,
provenientes de los cuatro campamentos de refugiados, los
saharauis se unieron durante la mañana a un grupo
compuesto por unos 200 solidarios de diferentes países que
habían salido al amanecer del campo de Smara en una
caravana de vehículos todo terreno. Al igual que sucedió
en el VI Congreso de la UJSARIO, la mayor parte de estos
últimos procedía del Estado español, principalmente de
Cataluña, aunque también participaron en la marcha
argelinos, cubanos y ciudadanos de otros países europeos.
Destacable fue la presencia de un representante del
Movimiento Independentista de Timor Oriental, que,
invitado por el Frente POLISARIO, trasladó a la hammada
argelina la experiencia de un proceso de autodeterminación
que posee ingredientes muy similares al saharaui.
La marcha arrancó una vez que autóctonos y extranjeros se
hubieron fundido en un solo grupo y, vigilada en todo
momento por varias patrullas terrestres de soldados de la
MINURSO y por un helicóptero de esta misión de la ONU,
recorrió unos dos kilómetros formado un desfile ruidoso y
colorido. Cientos de banderas de la RASD aniquilaron la
monotonía azul del cielo sahariano por unas horas, al
igual que hicieron los incesantes gritos y cánticos de los
manifestantes con el silencio habitual de esta porción de
los territorios liberados. Al final, el cortejo se detuvo
a unos 50 metros del muro y a cuatro metros escasos de la
primera línea de alambre de espino, transgrediendo de esta
forma el perímetro de seguridad impuesto por Naciones
Unidas tras el alto el fuego de 1991. En el otro lado de
la barrera de alambre y arena, una visible guarnición de
soldados marroquíes, acompañada por un grupo de cascos
azules de la MINURSO, siguió atentamente todo el
desarrollo del acto de protesta, que fue grabado en video
por varias cámaras y fotografiado sin censar.
Por su parte, la organización de la marcha, compuesta por
colectivos sociales y de derechos humanos saharauis, tuvo
en algunos momentos serias dificultades para frenar el
avance de los manifestantes, cuya rabia fue creciendo a
medida que la manifestación se fue acercando a las
posiciones del ejército marroquí. El último tramo de ésta
se realizó a través de un antiguo campo de minas, lo que
obligó a los manifestantes a moverse con sumo cuidado,
esquivando restos de armamento que se hallaban diseminados
por el suelo y alguna mina caduca que, señalizada con un
círculo de piedras, no había podido ser desactivada en su
momento.
La marcha, la quinta de estas características que se
organiza en los dos últimos años, según declaró un oficial
del Ejército de Liberación Popular Saharaui, pretendía
llamar la atención de la comunidad internacional ante las
graves consecuencias que tiene la existencia del muro para
la población saharaui, ya que no solo la mantiene dividida
desde hace veinte años sino que impide, en el día a día,
el normal desarrollo del pastoreo nómada, el modo de vida
tradicional de la zona. El militar saharaui instó a los
presentes a “trasladar esta denuncia allí donde vayan, ya
que hasta este momento los medios de comunicación no han
informado apenas sobre el muro, y la verdad es que no
entendemos el silencio del mundo ante esta vergüenza”.
Recordemos que el muro, que fue levantado por Marruecos en
seis etapas, tiene una longitud de más de 2700 kilómetros
y divide la totalidad del territorio del Sáhara Occidental
de Norte a Sur. Finalizado en 1987, está protegido por 240
baterías de artillería pesada, 20.000 kms de alambre de
espino, miles de vehículos blindados y decenas de miles de
minas antipersona.
Ficha
técnica del muro |