Las fuerzas del orden marroquí se cobraron
el pasado 3 de diciembre la segunda víctima saharaui desde
que comenzara, en el mes de mayo, la llamada “Intifada de
la independencia” en los territorios ocupados.
Lijlifa Abba Chej es el nombre del nuevo martir. Saharaui
residente en la localidad marroquí de Tan Tan, tenía 33
años y era padre de dos hijos cuando fue asesinado por un
policía de Mohamed VI.
La noche de la jornada fatídica, informan
fuentes saharauis de esta ciudad del sur de Marruecos, el
agente alauita
Ahmed Nejib
se cruzó
en la calle con
Lijlifa Abba Chej
y le exigió el pago ilegal de una suma de
dinero, a lo que el saharaui se negó en rotundo.
Abba Chej, que no llevaba dinero, trató
de continuar su camino
pero
el funcionario comenzó a golpear al
joven con
su porra y no
cesó hasta acabar con su vida. A
continuación, informó a los servicios de protección civil,
que trasladaron el cuerpo del
saharaui, ya cadáver, al hospital de Tan Tan.
A primeras horas de la mañana del día 5,
una vez recibida la noticia del crimen entre la numerosa
población saharaui de la localidad, decenas de personas se
concentraron en señal de protesta frente al
ayuntamiento, donde permanecerían
hasta bien entrada la tarde. En un ambiente cargado de
emoción e ira, los congregados no cesaron de denunciar el
asesinato, que enmarcaron en el contexto de la represión
que actualmente sufre el pueblo saharaui en las zonas
ocupadas por Marruecos. “Martir, no te preocupes, nosotros
te prometemos continuar la lucha” fue una de las consignas
más repetidas, al igual que la clásica “No hay
alternativas a la independencia y a la
autodeterminación”.
La concentración acabó convirtiéndose en
una numerosa manifestación que recorrió las calles
Costa, Hassán II y
Moctar Sussi
hasta llegar
a la avenida
Bir Nzaran,
lugar donde se
produjo
el crimen, a escasos metros de la vivienda
de
Lijlifa Abba Chej. Una vez allí, los presentes leyeron
varios extractos del Corán en su memoria
y rindieron homenaje al otro martir de la nueva intifada
saharaui, Hamdi Lembarki.
La nueva muerte se produce en un momento en el
que todavía no ha sido exhumado el cadáver del joven
Lembarki, que fue asesinado por la policía marroquí el
pasado 29 de noviembre en El Aaiún. Su familia se niega a
realizar el sepelio hasta que
médicos independientes no realicen una
autopsia del
cuerpo.
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